Tormentas sobre México...y el mundo
Llueve mucho en el país ultimamente. Mucha agua y muchos rayos. Bien se podría describir como una clásica tormenta. Pero más que agua, lo que llueve es injusticia y represión. Y no sólo en México.
En el lejano oriente, para nosotros, la guerra agíta tierra con historia milenaria. Dos grupos de poder se enfrentan con tanto de tanques, aviones, misiles y cuanta cosa tengan a disposición para demostrar una supuesta superioridad. Misma que no se preocupan de demostrar con ideas y razones. De por medio, obviamente, la población, única victima segura de estas guerras. Casi un millón de desplazados en poco más de un mes de hostilidades, de muertos ni hablar. El llamado mundo civilizado ¿dónde está? Pues, reunido en sus palacios de vidrio y acero, que tanto ahí los misiles no los alcanza.
Si acaso quisieran echarle un vistazo a la situación en Libano, chequen lo que la Embajada de Libano en EU publíca en su sitio de Internet > http://www.lebanonembassyus.org/Photos.html
Aquí en México las cosas van un poquito mejor. Pues al menos no se muere bajo un misil o por los bombardeos. Sin embargo, aquí también la tormenta se desata.
Entre fraudes electorales - ampliamente demostrado -, presos injustamente en las carceles nacionales, enfrentamientos y balaceras entre cuerpos no bien identificados y luchadores sociales en Oaxaca, amenazas de muerte a estudiantes...en fin, la situación no pinta bien. El fraude existió, no es paranoia o ansia de alguien. Por como lo vemos nosotros esta situación ha generado una gran frustración en tod@s aquell@s que de una forma u otra - justificada o menos - depositaron su esperanza en un candidato de nombre López Obrador. A eso no le apostamos, nunca lo hicimos, pero si no estamos ciegos y vemos en las movilizaciones de millones de personas un anhelo, un deseo, un sueño: otro país. A toda estas personas les queremos nomás recordar que hoy llueve, y fuerte. Pero llueve sobre mojado. Las injusticias que los defraudados electorales están sufriendo no son nuevas, no en nuestra experiencia.
L@s pres@s en Atenco, recluidos en Almoloyta y en la Palma, los siempre más frecuentes episodios de violencia institucional en Oaxaca - promovidos por el (ex) gobernador Ulises Ruiz - son la muestra que, sin ir tan lejos, la injusticia reina en este país.
¿Qué hacemos?
No tenemos respuesta. Lo que podemos decir es que nostr@s somos desertores y deseobedecemos las reglas que allá arriba quieren imponernos. Mejor las hacemos nosotr@s las reglas, de forma autónoma.
En el lejano oriente, para nosotros, la guerra agíta tierra con historia milenaria. Dos grupos de poder se enfrentan con tanto de tanques, aviones, misiles y cuanta cosa tengan a disposición para demostrar una supuesta superioridad. Misma que no se preocupan de demostrar con ideas y razones. De por medio, obviamente, la población, única victima segura de estas guerras. Casi un millón de desplazados en poco más de un mes de hostilidades, de muertos ni hablar. El llamado mundo civilizado ¿dónde está? Pues, reunido en sus palacios de vidrio y acero, que tanto ahí los misiles no los alcanza.
Si acaso quisieran echarle un vistazo a la situación en Libano, chequen lo que la Embajada de Libano en EU publíca en su sitio de Internet > http://www.lebanonembassyus.org/Photos.html
Aquí en México las cosas van un poquito mejor. Pues al menos no se muere bajo un misil o por los bombardeos. Sin embargo, aquí también la tormenta se desata.
Entre fraudes electorales - ampliamente demostrado -, presos injustamente en las carceles nacionales, enfrentamientos y balaceras entre cuerpos no bien identificados y luchadores sociales en Oaxaca, amenazas de muerte a estudiantes...en fin, la situación no pinta bien. El fraude existió, no es paranoia o ansia de alguien. Por como lo vemos nosotros esta situación ha generado una gran frustración en tod@s aquell@s que de una forma u otra - justificada o menos - depositaron su esperanza en un candidato de nombre López Obrador. A eso no le apostamos, nunca lo hicimos, pero si no estamos ciegos y vemos en las movilizaciones de millones de personas un anhelo, un deseo, un sueño: otro país. A toda estas personas les queremos nomás recordar que hoy llueve, y fuerte. Pero llueve sobre mojado. Las injusticias que los defraudados electorales están sufriendo no son nuevas, no en nuestra experiencia.
L@s pres@s en Atenco, recluidos en Almoloyta y en la Palma, los siempre más frecuentes episodios de violencia institucional en Oaxaca - promovidos por el (ex) gobernador Ulises Ruiz - son la muestra que, sin ir tan lejos, la injusticia reina en este país.
¿Qué hacemos?
No tenemos respuesta. Lo que podemos decir es que nostr@s somos desertores y deseobedecemos las reglas que allá arriba quieren imponernos. Mejor las hacemos nosotr@s las reglas, de forma autónoma.
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