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06 agosto 2007

Oaxaca vota la autonomia
Lo que sucedió ayer en Oaxaca habló finalmente claro. Desde hace tiempo, querian enseñarnos un movimiento, el oaxaqueño, dividido entre quienes le apostaban al voto del 5 de agosto - entre lo cuales muchos "duros y puros" - y quienes le apuestan al trabajo de todos los días, él de caminar las calles y las colonia, hablar con la gente y contruir. Un camino difícil, pues por lo regular por el otro lado, él de arriba, las armas son las que hablan, sino es la carcel y el desprestigio. La cara bonita de quienes se ofrecieron ayer al juego electoral, tolerados y hasta alentados por el poder estatal de Oaxaca (por así involucrarlos en el corrupto juego del poder), ayer se tornó triste. Quizás enojada y quizás sorprendida. Esperaban que las masas que piensan gestionar en reuniones trás reuniones en el palacio fueran a castigar a los "culpables" que identifican en PRI y PAN y aliados. La apuesta fue mal calculada: el PRD, quien representaba, según ellos, la alternativa plausible aunque no perfecta, "es lo mismo". Bueno, palabra más palabra menos, eso ha dicho el pueblo de Oaxaca ayer, el cul no le confió su futuro a quien ha dado muestra de ser igual a los demás. Una vez más Oaxaca escogió tener su propio futuro en sus propias manos.
El enorme abstencionismo de ayer (que habla claro del nivel de representatividad que concede el sistema electoral) es una señal clara: la clase política de todos los colores, los candidatos, todos, los partidos, todos, están reprobados. Y no hay exámen extraordinario. El PRD (porque los demás ni una palabra merecen) fracasó. Tuvo chance durante un año de actuar distinto trás el fraude del 2 de julio 2006. No lo hizo, siguió con lo mismo. El voto del terror del que habla el PRD oaxaqueño existió efectivamente. Pero no fue provocado por Ulises Ruiz, sino por la clase política en su totalidad. El terror de ser gobernados por los partidos, el terror de ser gobernados por otros fue vencido por el deseo de autogobernarse, de autodeterminarse, por la alegría de ser autónomos.
La esperanza (que se hace certeza muy a menudo ultimamente) es que ahora a este castigo, a este madrazo dado justo ahí en donde la duele a la forma partido, se transforme y traduzca en contrucción cotidiana de gobiernos autónomos, asambleas comunitaria y de barrio que permitan determinar autonomamente el futuro de las comunidades, rurales y urbanas, que ahí se reunen.
La liberación y la autonomia comenzaron. ¡El futuro está aquí y comienza ahora!