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25 marzo 2006

ESPECIAL > abusos y resistencias en La Tortuga
La tierra es de quien la trabaja, la vivienda es de quien la vive

25 de marzo de 2007. La semana pasada comentamos acerca de un desalojo que la Delegación Tlalapan, según por orden judicial, llevó a cabo en la colonia La Tortuga, en Tepepan.
Fuimos a conocer el lugar y, sobre todo, a la gente que anima hoy la protesta por este enésimo atropello a los derechos de los ciudadanos que vivimos y caminamos estas calles.

En Cda. La Tortuga, se encuentran tres casas, a partir de la esquina, una trás otra. Las tres fueron desalojadas en la madrugada del sábado 17 de marzo. La crónica del los hechos ya la conocemos a través de un correo que nos llegó y una carta que se publicó en el Correo Ilustrado del periódico La Jornada. Hoy la situación es extraña: queda pendiente la orden de desalojo de una de las tres casas, pues ese día no se pudo llevarla a cabo. Y sin embargo, asomándose a la estrecha cerrada de esta tranquila y bonita colonia, se observa no sólo el sin número de carteles y mantas que reclaman justicia, sino están también las doñas que estas calles las conquistaron, las hicieron pavimentar, les hicieron poner los servicios, las hicieron vivibles. Están ahí las señoras, con un pequeño tianguis en el cual venden ropa y otros objetos para "recaudar fonods para los desalojados". Mismo que hoy se encuentran huespedes de otros vecinos que les apoyaron ofreciendoles un techo bajo el cual resguardar su propia persona y sus pertenencias. Y esto es otro aspecto: las pertenencias. "Llegaron con lujo de violencia, sin presentarse, siquiera enseñando una orden judicial, rompieron candados y puertas y sacaron todas nuestras cosas a la calle", nos cuenta una señora de este que podríamos bien definir un mini plantón. "Cuatro granaderos y unos treinta de civil llegaron", continúa la doña, "y muchas cosas desaparecieron: celulares, dinero...". Una práctica, una costumbre de éstas autoridades tan abusivas cuanto sordas a las exigencias de la gente. "Son treinta años que aquí vivimos, nos desalojaron porque Ciria Romero quiso continuar un juicio que había interpuesto su papa hace más de treinta años. Si querian vivir aquí ¿por qué no llegaron en ese entonces, cuando aquí ni calle pavimentada teníamos?". Hoy esperan. Esperan a que se resuelva el problema. La desconfianza hacia las instancias judiciales es patente, pues "no sabemos si por ahí se resuelve, ni sabemos cómo". Y esperan que lleguen a desalojar el otro inmueble, el tercero. Resulta sin embargo que ese inmueble es El Blanco, un espacio comunitario.



El Blanco es un espacio privado gestionado por algunas señoras que, sólas y con el apoyo saltuario de la parroquia local, llevan a cabo iniciativas y actividades en favor del bienestar de esta comunidad. Existe la Cajita, un pequeño fondo de ahorro autorganizado por los vecinos, que ofrece préstamos a muy bajos intereses, mismos que a fi de año son redistribuidos de forma equitativa entre todos los que participan en el fondo; existen espacios en donde se llevaban a cabo talleres; existen cuartos en donde El Blanco hospeda las mujeres que sufren violencia en sus propias casas. Un espacio de solidaridad, un espacio de libertad por y para la comunidad de La Tortuga. Un espacio que se tiene que defender.

Ahora parece la calma que sigue a la tormenta. Misma calma que antecede a otra, quizás. Se han enviado escritos a la Delegación y al Jefe de Gobierno. Esperan respuestas. Por ahora la comunidad ha organizado un sisetma de vigilancia y alarma en el caso regrese la fuerza pública. Mientras, la comunidad ha también convocado a los medios a dar difusión a las que los vecinos consideran "arbitrariedades e injusticias".

La nota en La Jornada del 26 de marzo pasado.

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